Jesús nos enseñó que en los momentos de dificultad nuestra oración debe ser más intensa. (lc. 22, 30-46)
Que hoy sea una oportunidad para que Dios abrase y purifique tu corazón como un fuego abrasador. (Mal. 3, 2)
Que hoy sea una oportunidad para que Dios abrase y purifique tu corazón como un fuego abrasador. (Mal. 3, 2)